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Vuelvo enseguida

FINAL DE VIAJE

Deje Calcuta y no voy a negar que me costo. En mes y medio no habia tenido la necesidad de irme de alli, y en el momento de tener que hacerlo fue muy a reganadientes. Pero tenia un billete de avion a Port Blair, la capital de un archipielago formado por la cordillera maritima mas grande del mundo, un lugar absolutamente aislado para estar tirada en la playa durante toda una semana. No sonaba mal. Me quede con la sensacion de que me iba de Calcuta en el mejor momento, cuando todo me resultaba familiar, la gente de los lugares que frecuentaba me saludaban por la calle y podia pasar ratos divertidos con las enfermas y las monjas de Kalighat. Nunca he conocido monjas como esas, palabra. Y las enfermas lo mismo, cualquiera diria que estan en el centro de moribundos. Una vez estaba haciendo una cura a una senora y cuando me di cuenta tenia a otra enferma arrancandome las canas desde la cama de al lado. Y, aunque no dare detalles, en un lugar como ese la gente tiene un humor bastante macabro, digamos. Las enfermedades y la miseria son tratadas de una forma que como poco es irrespetuosa, porque hay cosas que son tan serias que solo se puede bromear con ellas. Y, aun asi, cuesta entender que hoy por hoy pueda reirme con lo que pasa alli. Calcuta es el lugar perfecto para curarse de espantos.

A Andaman me fui con un grupo de gente que habia conocido en Calcuta. El dia del vuelo tuvimos que levantarnos a las cuatro de la manana y dejar la ciudad cuando todavia era noche cerrada. El avion nos llevo a Port Blair y de alli un ferry nos dejo en la isla de Havelock, donde teniamos previsto pasar nuestras vacaciones. Pase los trayectos dormitando, y a mediodia llegamos a una isla donde la selva invadia las calles, las playas eran de arena blanca y el agua color turquesa. El paraiso. La tranquilidad era absoluta, la gente era amable y mucho menos agresiva que en las grandes ciudades o el norte de India, y en ese momento fui consciente de lo mucho que necesitaba una desconexion, de que me habia ido de Calcuta en el momento adecuado, justo antes de saturarme. Mire el lugar donde me encontraba y supe que habia acertado: playa, descanso y tranquilidad era exactamente lo que necesitaba.

Pase los dias en la isla comiendo pescado, tirada en la playa y socializando (si, socializando) en el bar del hotel. Dormiamos en cabanas de bambu y a nadie parecia importarle que dia era o que pasaba fuera de aquel microcosmos tranquilo, autosuficiente y cerrado en si mismo. Fueron unas vacaciones en toda regla. Me bane en las aguas transparentes de la tercera mejor playa del mundo, segun un ranking que corria de boca en boca por la isla, alquilamos motos para explorar el paisaje del lugar, desembarcamos en una isla de arena blanca cubierta de caracolas de todos los tamanos y exploramos por nuestra cuenta la jungla (y, evidentemente, nos perdimos) en un trekking alternativo de tres horas para encontrar una playa perfecta para hacer snorkel. La aventura de la jungla no llevo a ningun sitio, acabamos cubiertos de barro y aranazos por todo el cuerpo, no teniamos agua y terminamos comiendo pescado a la parrilla en un garito cerca de la civilizacion. Como cuesta ser alternativo en este pais.

La semana que pase en Havelock fue genial, aunque soy perfectamente consciente de hasta que punto me encontraba en una burbuja. Andaman es un paraiso en si mismo, todavia por descubrir y por consiguiente barato, con todas las ventajas y ningun inconveniente. Fueron unos dias perfectos, y la ultima noche, en plena fiesta en la playa, tuve el jabatazo de cambiar mi vuelo y quedarme mas dias. Porque lo estaba pasando genial y queria aprovechar los dias que me quedaban en India de la mejor forma posible. Pero no lo hice. Al dia siguiente tome el ferry que me llevaria a Chennai, una ciudad al sur de India, con la misma sensacion que tuve al dejar Calcuta: me iba en el mejor momento, en pleno apogeo, y por lo mismo con un buen sabor de boca.

Chennai es la capital de Tamil Nadu, al sureste de India, una gran ciudad que en realidad no tiene grandes atractivos ni nada para hacer. Chennai no es un lugar turistico ni bonito, pero estaba encantada con la idea de estar de vuelta en la peninsula. Definitivamente me quedo con las ganas de ver el sur de este pais. Mucho mas limpio que el norte, mucho mas ordenado, y la gente mas educada que he visto desde que llegue. Conmigo iba Nina, una mallorquina de padres alemanes que conoci en Havelock y que habia volado conmigo hasta alli. Decidimos viajar juntas hasta Gokarna, un pueblo al sureste, playero y tranquilo, para relajarnos los ultimos dias antes de volver a casa. Pero los trenes del sur no son los trenes del norte, damas y caballeros. Ir a Gokarna nos suponia pasar una noche en Chennai y tomar al dia siguiente dos trenes, uno de los cuales tardaba veinticuatro horas. No era plan, de modo que buscamos una ruta alternativa. Y surgio Hampi, un pueblo pequeno de facil acceso (en teoria) y un lugar del que habiamos recibido buenas recomendaciones. Pues Hampi. En cuestion de dos minutos se nos habian cambiado totalmente los planes, y lo mejor de todo es que tanto Nina como yo nos sentiamos absolutamente felices porque podiamos hacer cualquier cosa que quisieramos, nos sentiamos relajadas y no teniamos prisa por llegar a ninguna parte.

Tan bien nos sentiamos que no nos importo que llegar hasta Hampi (en teoria, un paseo) fuese una odisea. Tres trenes y un rickshaw, nada menos, mas las esperas en las estaciones, en total mas de veinticuatro horas para cruzar el pais porque las comunicaciones eran pesimas. Finalmente alcanzamos Hampi, un pueblo del interior, con un clima seco y algo fresco y un paisaje espectacular a base de rocas gigantescas montadas las unas sobre las otras. Hampi es una ciudad sagrada para los hindus, y todo su alrededor esta plagado de templos. La tierra roja de Hampi, el contraste con el azul del cielo, los templos de mil anos aislados en medio de un paisaje a medio camino entre un spaguetti western y el libro de la selva, todo ofrece un escenario que no se parece a nada que yo haya visto antes y que tiene algo de surrealista. Quiza porque fue un poco improvisado y un poco a lo tonto, fue una sorpresa llegar a un lugar asi.

Llevo tres dias en Hampi, y se ha acentuado la sensacion de bienestar de la que hablaba antes. Me he desprendido de todo estres, de toda inquietud y de cualquier rencilla de malestar que pudiera tener. India me ha dado nuevos puntos de vista, nuevos campos que explorar y nuevas perspectivas desde las que ver las cosas. Y Hampi queda como un lugar de proxima visita que invita a una estancia algo mas larga. Manana tengo que decirle adios a este lugar tan especial y tan distinto, y en dos dias tendre que despedirme de India hasta la proxima. Ha sido un placer.





PS.

Que esto se acaba. El proximo jueves llego a Barcelona para pasar las Navidades en casa y habra terminado mi aventura. Quiza un poco pronto para mi gusto; creo que ya dije que la unica conclusion que saco de todo esto, por el momento, es que tengo ganas de mas. Y tengo muy claro que habra una proxima vez, en cuanto el dinero me lo permita. Mil gracias por vuestros mails, vuestros animos y vuestras opiniones, que me han ayudado, estimulado y sorprendido muchas veces. Cuando se viaja sola es muy util tener (aunque sea a distancia) opiniones de la gente mas cercana. Espero que se me disculpen los errores gramaticales, el desorden de ideas, la dificultad en la expresion, la falta de datos concretos, la subjetividad de las opiniones y la irregularidad de estos mails. A la mayoria os veo en breve, y, a los que no, quiza nos encontremos cualquier dia de estos.

La aventura al completo en:
http://www.el-mundo-de-yo.blogia.com

y algo de documentacion grafica en:
http://www.fotolog.com/jump_start

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