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Vuelvo enseguida

Vaticinio del regreso del kitsch a nuestros hogares

Vaticinio del regreso del kitsch a nuestros hogares

El arte contemporáneo, en cualquiera de sus vertientes, se halla a día de hoy totalmente desconectado de la sociedad que lo consume. Se ha vuelto elitista, y tan sólo es accesible a unos pocos ilustrados, porque sus métodos de expresión han dejado de ser concretos y figurativos y se dirigen, no a los sentidos, sino al plano intelectual del espectador. Por otra parte, cabe preguntarse hasta qué punto el objetivo del artista que crea un objeto es ser entendido por el espectador. Lejos de las vanguardias históricas de principios del siglo XX -tampoco comprendidas por el público de la época, no hay que olvidar-, parece que hoy por hoy no hay nada nuevo que inventar, y que el creador se limita a expresarse a sí mismo, cosa que, por otra parte, lleva haciendo desde el principio.

La vía escogida en muchas ocasiónes es la transgresión, y el afán provocador ha teñido buena parte de la producción artística de los últimos cien años. El problema es que el público se acostumbra a todo, y llega un día en que nada nos sorprende, ni nos impresiona, ni nos conmueve. El público se ha insensibilizado ante la enfermedad, la mugre, la miseria. Incluso ante la muerte. La sociedad está tan acostumbrada a ver la muerte todos los días en la pantalla de su televisor que ha perdido conciencia de la putada que es morirse. De modo que no asustan tiroteos, torturas, vejaciones ni horrores, porque con el tiempo hemos ido desarrollando una incapacidad absoluta de sorpresa o turbación que impide que creamos como algo real lo que estamos presenciando.

La provocación es necesaria para la sociedad. Actúa de revulsivo, de agitadora de conciencias, de estimulante para la creatividad y de rebelión y acción contra el medio. Pero, por lo mismo, es necesario que dicha provocación no sea gratuita, que esté justificada y motivada. Cuando se crea algo provocador, o algo rompedor, es a consecuencia de algo, y por ello tiene sentido. Una buena idea produce un buen objeto, y nunca al revés. Ese debería ser el método de trabajo, en lugar de ir buscándole justificación a posteriori a las creaciones artísticas, como haciéndolas entrar con calzador dentro de una filosofía de vida rebelde o inconformista. Es importante mantener la mente despierta para observar y sacar conclusiones, y la creatividad y la habilidad artística se encargará de traducirlas en el lenguaje que le sea acorde, sea plástico, cinematográfico o literario.

En realidad, bajo mi punto de vista, son necesarias nuevas formas de provocación. Se ha llegado a un punto en el que ya no se puede avanzar más por el camino que la manifestación artística venía siguiendo. Como en una encrucijada, se nos plantean diversas opciones a escoger. Y, desde luego, no se puede continuar por el sendero de la transmisión de conceptos a escalas intelectuales tan elevadas que son imposibles de interpretar por el público mayoritario. Quizá, como viene anunciándose de un tiempo a esta parte, la nueva provocación se encuentre en la nueva consideración de las manifestaciones antiguas a las que no se les había dado la categoría y el caché suficiente como para ser consideradas representativas de una época. El gran error de nuestra generación es olvidar cuánto le debe a su propio pasado inmediato, el pasado más popular y diario. Normalmente, cuando se llega al fin de una etapa se tiende a generar todo lo contrario, como reacción normal de negación. Si el arte conceptual elevado negó las manifestaciones populares más kitsch, quizá sea el momento de que las nuevas manifestaciones kitsch nieguen el arte intelectual, y todo parece apuntar que ésta es una vía abierta y muy activa.

1 comentario

Le Petit Riot -

bé bé, petita llagosta, no sé si el text que he llegit acaba sent una oda i un "hurra" al kitsch o si és tt el contrari, de fet, tan se val, algú va dir "tanto monta monta tanto", així que la qüestió deu ser "montar"... el kitsch ens abarca i ens abraça sense voler-ho.. però no em negaràs, comadrisima meva, el mal fins i tot fñisic, que produeix veure una "chola" del nostre barri amb un bolso amb la maleïda llauna de sopa del nostre benvolgut amic Andy, oi?

a tot això, et posaré en els favorits de la meva semi-oblidada "pàgina pseudoartística".

petuuuuns