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Vuelvo enseguida

Jaipur

El tren hacia Jaipur salio puntual de la estacion de Mumbai Central, algo mas pequena que Victoria Terminus y por lo mismo mucho mas facil de entender. Encontre mi vagon con rapidez y me instale con mi mochila bajo el asiento. Siempre viajo en categoria Sleeper Class, que es la segunda empezando por abajo, y la verdad es que me declaro totalmente fan. Es comodo, razonablemente limpio y tiene un precio irrisorio. Y como viajo de noche, tambien ahorro en hotel. Un chollo, vamos.

Al cabo de un rato aparecieron mis companeros de compartimento (lo de compartimento es un decir), que resulto ser una familia formada por la abuela, la madre y dos hijos de unos treinta anos. Y yo en medio. Los dos hombres hablaban ingles, pero fue la madre la que, cuando fue la hora de la cena, sin mediar palabra conmigo me coloco un plato en las rodillas y lo lleno de comida. Dos veces. Lo hizo con tal decision (tambien a la abuela y a sus hijos) que no me atrevi a rechazarlo. Para cuando el tren llego a Jaipur ya la senora tenia la iniciativa de quitarme la guia de las manos para mirar por si misma las fotos.

La verdad es que no tenia especial interes en visitar Jaipur de nuevo. Ya estuve el ano pasado, y recuerdo que no me parecio especialmente bonita. Esta saturada de turistas y es bastante cara para lo que puede ofrecer. Pero aun asi pase en Jaipur tres dias. Di con un hotel comodo y a buen precio, con ambiente agradable y comida casera, y tome la ciudad con calma. Recorri varias veces a pie el kilometro y medio que separaba mi hotel del centro de la ciudad. Tome el mejor lassi (bebida a base de yogur y frutas) de todo el Rajastan por 25 rupias en un garito diminuto cerca del centro de la ciudad. Conoci a una pareja de barceloneses, Maria y Nacho, que ocupaban la habitacion contigua a la mia, y con ellos visite el Palacio de los Vientos, el observatorio y una torre que dominaba toda la ciudad. Y tambien encontre de casualidad a Raju, en un restaurante. Raju es el taxista que contratamos Mireia y yo para visitar algunas ciudades el ano pasado. Tenia ganas de verlo, y de hecho pensaba ir a Delhi solamente para eso. Raju estaba en Jaipur por trabajo, ensenando algunos lugares a un chaval japones.

Cene con Raju aquella noche y acorde volverlo a ver en un par de semanas, en Delhi o Jaipur. El se marchaba al dia siguiente a Agra con su japones, y a mi aun me quedaban un par de dias en la ciudad. Me dedique a pasear, leer y tomarme mi tiempo para ver las cosas. Pero en Jaipur es imposible estar tranquila, a no ser que uno se quede en el hotel. Los comerciantes son los mas pesados del mundo, palabra. A cada paso recibia invitaciones para comprar lo que fuese: marionetas, saris, zapatos, pinturas, joyas. Los conductores de  los rickshaw que tomaba insistian todo el tiempo en llevarme de compras y obtener sus comisiones, de modo que acabe por ir a pie a todas partes, y solo tomaba rickshaws si no habia mas remedio. Asi logre pasar los dos dias que me quedaban en Jaipur en relativa calma.

El ultimo dia que pase en Jaipur lo dedique a ir al cine. Hay una sala en Jaipur que esta descrita en mi guia en los siguientes terminos: "esta opulenta sala de cine parece un gran pastel de crema con un auditorio de merengue y un vestibulo a medio camino entre un templo y Disneylandia". Sonaba prometedor, y desde luego cumplio las espectativas. Solo por ver esa nube de nata montada con paredes de fresa valia la pena. De la pelicula solo dire que su argumento me recordaba sospechosamente a peliculas del tipo "Colega donde esta mi coche", pero con historia de amor, final feliz y numeros musicales cada quince minutos. Al protagonista se le aparecia Gandhi, que le aconsejaba como ligarse a la chica guapa. Grandioso. Y el gran espectaculo del cine en India son los mismos indios. Escogi entradas en el palco Diamond (el patio de butacas llevaba por nombre Emerald), y como una reina. Me sente junto a las familias indias de clase media y alta que no se quieren mezclar con la plebe y lo que vi fue: a) hombres mas bien delgados y activos; b) mujeres vestidas con sus mejores galas y adornadas como arboles de Navidad, gordas y cuya principal actividad era comer y c) ninos peor educados que los de la calle. Creo que las sonrisas de los ninos indios son prerrogativas exclusivas de los pobres. En cuanto sus familias tienen algo de dinero, los ninos se convierten en adultos bajitos, serios y timidos, que miran con disimulo medio escondidos tras sus madres.
Como decia, el gran espectaculo de ir al cine en India es la sesion en si misma. El publico grita, patalea, aplaude y silba cuando el malo comete alguna fechoria que no les gusta. Aunque la pelicula era en hindi, el argumento era tan simple que pude seguirlo facilmente. Estaba encantada.

Despues del cine volvi a pie al hotel y recogi mi mochila. Los duenos del hotel, amabilisimos, se ofrecieron para llevarme gratis a la estacion. Mi tren salia a las 10 de la noche en direccion a Bikaner, mas al norte, donde tenia intencion de pasar unos cuantos dias. Y estaba de buen humor: finalmente Jaipur habia resultado mucho mejor de lo que me esperaba.

1 comentario

fêtide -

Me sigue pareciendo inconcebible que yo hiciera un viaje asín, pero la vigoroso prosa de este cuaderno de aventuras en la India merece darse por unos paseos por este lugar...