Blogia

Vuelvo enseguida

FINAL DE VIAJE

Deje Calcuta y no voy a negar que me costo. En mes y medio no habia tenido la necesidad de irme de alli, y en el momento de tener que hacerlo fue muy a reganadientes. Pero tenia un billete de avion a Port Blair, la capital de un archipielago formado por la cordillera maritima mas grande del mundo, un lugar absolutamente aislado para estar tirada en la playa durante toda una semana. No sonaba mal. Me quede con la sensacion de que me iba de Calcuta en el mejor momento, cuando todo me resultaba familiar, la gente de los lugares que frecuentaba me saludaban por la calle y podia pasar ratos divertidos con las enfermas y las monjas de Kalighat. Nunca he conocido monjas como esas, palabra. Y las enfermas lo mismo, cualquiera diria que estan en el centro de moribundos. Una vez estaba haciendo una cura a una senora y cuando me di cuenta tenia a otra enferma arrancandome las canas desde la cama de al lado. Y, aunque no dare detalles, en un lugar como ese la gente tiene un humor bastante macabro, digamos. Las enfermedades y la miseria son tratadas de una forma que como poco es irrespetuosa, porque hay cosas que son tan serias que solo se puede bromear con ellas. Y, aun asi, cuesta entender que hoy por hoy pueda reirme con lo que pasa alli. Calcuta es el lugar perfecto para curarse de espantos.

A Andaman me fui con un grupo de gente que habia conocido en Calcuta. El dia del vuelo tuvimos que levantarnos a las cuatro de la manana y dejar la ciudad cuando todavia era noche cerrada. El avion nos llevo a Port Blair y de alli un ferry nos dejo en la isla de Havelock, donde teniamos previsto pasar nuestras vacaciones. Pase los trayectos dormitando, y a mediodia llegamos a una isla donde la selva invadia las calles, las playas eran de arena blanca y el agua color turquesa. El paraiso. La tranquilidad era absoluta, la gente era amable y mucho menos agresiva que en las grandes ciudades o el norte de India, y en ese momento fui consciente de lo mucho que necesitaba una desconexion, de que me habia ido de Calcuta en el momento adecuado, justo antes de saturarme. Mire el lugar donde me encontraba y supe que habia acertado: playa, descanso y tranquilidad era exactamente lo que necesitaba.

Pase los dias en la isla comiendo pescado, tirada en la playa y socializando (si, socializando) en el bar del hotel. Dormiamos en cabanas de bambu y a nadie parecia importarle que dia era o que pasaba fuera de aquel microcosmos tranquilo, autosuficiente y cerrado en si mismo. Fueron unas vacaciones en toda regla. Me bane en las aguas transparentes de la tercera mejor playa del mundo, segun un ranking que corria de boca en boca por la isla, alquilamos motos para explorar el paisaje del lugar, desembarcamos en una isla de arena blanca cubierta de caracolas de todos los tamanos y exploramos por nuestra cuenta la jungla (y, evidentemente, nos perdimos) en un trekking alternativo de tres horas para encontrar una playa perfecta para hacer snorkel. La aventura de la jungla no llevo a ningun sitio, acabamos cubiertos de barro y aranazos por todo el cuerpo, no teniamos agua y terminamos comiendo pescado a la parrilla en un garito cerca de la civilizacion. Como cuesta ser alternativo en este pais.

La semana que pase en Havelock fue genial, aunque soy perfectamente consciente de hasta que punto me encontraba en una burbuja. Andaman es un paraiso en si mismo, todavia por descubrir y por consiguiente barato, con todas las ventajas y ningun inconveniente. Fueron unos dias perfectos, y la ultima noche, en plena fiesta en la playa, tuve el jabatazo de cambiar mi vuelo y quedarme mas dias. Porque lo estaba pasando genial y queria aprovechar los dias que me quedaban en India de la mejor forma posible. Pero no lo hice. Al dia siguiente tome el ferry que me llevaria a Chennai, una ciudad al sur de India, con la misma sensacion que tuve al dejar Calcuta: me iba en el mejor momento, en pleno apogeo, y por lo mismo con un buen sabor de boca.

Chennai es la capital de Tamil Nadu, al sureste de India, una gran ciudad que en realidad no tiene grandes atractivos ni nada para hacer. Chennai no es un lugar turistico ni bonito, pero estaba encantada con la idea de estar de vuelta en la peninsula. Definitivamente me quedo con las ganas de ver el sur de este pais. Mucho mas limpio que el norte, mucho mas ordenado, y la gente mas educada que he visto desde que llegue. Conmigo iba Nina, una mallorquina de padres alemanes que conoci en Havelock y que habia volado conmigo hasta alli. Decidimos viajar juntas hasta Gokarna, un pueblo al sureste, playero y tranquilo, para relajarnos los ultimos dias antes de volver a casa. Pero los trenes del sur no son los trenes del norte, damas y caballeros. Ir a Gokarna nos suponia pasar una noche en Chennai y tomar al dia siguiente dos trenes, uno de los cuales tardaba veinticuatro horas. No era plan, de modo que buscamos una ruta alternativa. Y surgio Hampi, un pueblo pequeno de facil acceso (en teoria) y un lugar del que habiamos recibido buenas recomendaciones. Pues Hampi. En cuestion de dos minutos se nos habian cambiado totalmente los planes, y lo mejor de todo es que tanto Nina como yo nos sentiamos absolutamente felices porque podiamos hacer cualquier cosa que quisieramos, nos sentiamos relajadas y no teniamos prisa por llegar a ninguna parte.

Tan bien nos sentiamos que no nos importo que llegar hasta Hampi (en teoria, un paseo) fuese una odisea. Tres trenes y un rickshaw, nada menos, mas las esperas en las estaciones, en total mas de veinticuatro horas para cruzar el pais porque las comunicaciones eran pesimas. Finalmente alcanzamos Hampi, un pueblo del interior, con un clima seco y algo fresco y un paisaje espectacular a base de rocas gigantescas montadas las unas sobre las otras. Hampi es una ciudad sagrada para los hindus, y todo su alrededor esta plagado de templos. La tierra roja de Hampi, el contraste con el azul del cielo, los templos de mil anos aislados en medio de un paisaje a medio camino entre un spaguetti western y el libro de la selva, todo ofrece un escenario que no se parece a nada que yo haya visto antes y que tiene algo de surrealista. Quiza porque fue un poco improvisado y un poco a lo tonto, fue una sorpresa llegar a un lugar asi.

Llevo tres dias en Hampi, y se ha acentuado la sensacion de bienestar de la que hablaba antes. Me he desprendido de todo estres, de toda inquietud y de cualquier rencilla de malestar que pudiera tener. India me ha dado nuevos puntos de vista, nuevos campos que explorar y nuevas perspectivas desde las que ver las cosas. Y Hampi queda como un lugar de proxima visita que invita a una estancia algo mas larga. Manana tengo que decirle adios a este lugar tan especial y tan distinto, y en dos dias tendre que despedirme de India hasta la proxima. Ha sido un placer.





PS.

Que esto se acaba. El proximo jueves llego a Barcelona para pasar las Navidades en casa y habra terminado mi aventura. Quiza un poco pronto para mi gusto; creo que ya dije que la unica conclusion que saco de todo esto, por el momento, es que tengo ganas de mas. Y tengo muy claro que habra una proxima vez, en cuanto el dinero me lo permita. Mil gracias por vuestros mails, vuestros animos y vuestras opiniones, que me han ayudado, estimulado y sorprendido muchas veces. Cuando se viaja sola es muy util tener (aunque sea a distancia) opiniones de la gente mas cercana. Espero que se me disculpen los errores gramaticales, el desorden de ideas, la dificultad en la expresion, la falta de datos concretos, la subjetividad de las opiniones y la irregularidad de estos mails. A la mayoria os veo en breve, y, a los que no, quiza nos encontremos cualquier dia de estos.

La aventura al completo en:
http://www.el-mundo-de-yo.blogia.com

y algo de documentacion grafica en:
http://www.fotolog.com/jump_start

CALCUTA, DESPEDIDA Y CIERRE

Mis tres semanas de voluntariado en Calcuta se convirtieron finalmente en mes y medio sin salir de la ciudad. Creo que ya deje caer que esto me estaba enganchando de manera casi preocupante. Y aqui sigo, aunque ya por poco tiempo: una semana mas y tomare un avion rumbo a Andaman, un archipielago entre Birmania y Sumatra donde solo hay playas, playas y mas playas. Pero vayamos por partes.

El dia que decidi no irme con unos companeros de viaje a Varanasi adquiri billetes de ida y vuelta a Darjeeling. Eran mis vacaciones, pero cuando llego el momento no quise irme porque estaba en pleno chute de voluntariado. Me dio igual perder los billetes (que de todas formas habian costado muy baratos) a cambio de pasar mas tiempo en Kalighat, mas tiempo con las enfermas, curando o haciendo lo que fuera. Me daba igual levantarme todos los dias a las 6 de la manana, volver agotada y librar solo un dia a la semana. Un poco raro quiza, pero aqui a todo el mundo le ocurre lo mismo que a mi, asi que no me preocupo. Dos dias antes de mi salida a Darjeeling decidi no ir porque tres enfermeras de Barcelona me preguntaron si conocia a alguien que pudiera hacer de interprete y echarles una mano con la revision medica de cien ninos en la reserva natural de Sunderbans, un lugar en medio de la selva a tres horas de Calcuta. A mi no se me ocurrio nadie mejor que yo misma, la verdad, de modo que renuncie a Darjeeling con toda la alegria del mundo. Patoaventuras.

A Sunderbans se apunto tambien Arturo, un chaval de Valencia que el ano pasado estuvo aqui un mes y ahora esta repitiendo, aunque esta vez por seis meses. El, su amigo Javi, las tres enfermeras y yo, salimos un domingo a las cinco de la manana, apinados en la parte trasera de una ambulancia, durante tres horas por una carretera intransitable rumbo al delta mas grande del mundo. La ambulancia nos dejo en un embarcadero, y desde alli un ferry nos llevo en un trayecto de hora y media hasta el pueblecito donde debiamos pasar las revisiones medicas. Yo iba en calidad de traductora, pero quiero aclarar que, aqui, no tener ni idea de enfermeria no significa estar de brazos cruzados. De brazos cruzados nunca. Y el trabajo nunca se limita a traducir y ya esta. El dia antes de salir para Sunderbans las enfermeras me habian ensenado a cargar jeringuillas para vacunar, y despues de hacerlo doscientas veces creo que puedo asegurar que ya se cargar jeringuillas para vacunar. Y en Sunderbans mas de lo mismo: al cabo de unas horas yo ya era perfectamente capaz de mirar la vista, echar un vistazo a la piel de los ninos, pesar, medir y dar indicaciones en bengali. Tampoco es que tuviera mucho misterio, y para que enganarnos, lo pase en grande. Y Sunderbans es un lugar impresionante, lleno de arrozales e invadido por una vegetacion salvaje de color verde esmeralda que se come los senderos a cada momento. Cuando se hizo de noche en el cielo habia un millon de estrellas y el silencio era absoluto. No me arrepiento de haberme perdido Darjeeling porque gane esta otra experiencia, con el anadido de la improvisacion y de decidir sobre la marcha, que es algo que me encanta. Y Sunderbans, aunque solo fuera un dia, me sirvio para desconectar de Calcuta: solo unas horas bastaron para olvidarme de los claxons y la contaminacion.

Despues de Sunderbans segui yendo a Kalighat todos los dias, pero deje de ir a New Light porque cuando daban las cinco de la tarde ya no podia mas. No por el trabajo fisico, que en realidad no es tanto, sino por la tension que acumulaba durante toda la manana. Pasar mas de dos horas haciendo curas, sobre todo cuando no se tiene experiencia, es agotador tanto fisica como mentalmente. Al no estar acostumbrada, he de poner mucho cuidado en cada movimiento, en el manejo del instrumental y del material, y tener los cinco sentidos puestos en lo que estoy haciendo. Para cuando acabo, estoy muerta de cansancio. O igual es que venia muy floja, pero el caso es que cuando dan las doce yo ya no tengo ganas de nada mas, y mucho menos de estar jugando con crios de cuatro a doce anos durante tres horas mas. Y tampoco se me escapa que, aunque Urmi celebra nuestra presencia y es increiblemente amable, los ninos estan impartiendo sus clases cuando estamos alli y a menudo se distraen con nosotros. Asi que solo voy a New Light de tarde en tarde, para estar un rato con los ninos o con Urmi, siempre que no este muy ocupada.

Entre Kalighat y New Light estaba cuando llego el grupo que se habia marchado a Varanasi y con el que casi me voy yo tambien. Dos de las chicas, Ana y Bego de Madrid, habian sido mis companeras de habitacion y dos de las personas con las que mas he conectado desde que llegue a Calcuta. Estaba contentisima por su regreso, porque en cuanto las vi me di cuenta de como las habia echado en falta. Es tremenda la rapidez con la que se le coge carino a la gente en un lugar como este, sobre todo porque aqui no se tiene a nadie mas y la gente que uno va conociendo suple a los amigos de toda la vida. No voy a negar que esto tiene algo del efecto gran hermano, que es algo que me aterra. No puedo considerar amigos a gente que acabo de conocer porque simplemente no me sale, siempre que he visto ese comportamiento en la gente me ha parecido totalmente falso e infantil. Pero, pese a todo, la llegada de las chicas me alegro mucho, aunque yo ya no fuera a compartir habitacion con ellas.

Una de ellas, Ana, se encontro mal una tarde. Tenia una fiebre bastante alta, temblaba de frio y le dolian todos los musculos del cuerpo. Ana habia dejado de tomar la medicacion contra la malaria debido a sus efectos secundarios, asi que, aprovechando que ambas tenian seguro medico, nos fuimos al hospital para que comprobaran si habia contraido malaria o dengue. Evidentemente, el hospital publico ni lo pisamos. En Kalighat han entrado a veces mujeres que venian de alguno de los hospitales publicos de Calcuta, y puedo garantizar que las heridas y la suciedad que traen superan con mucho las de los indigentes de la estacion. Asi que al publico ni en broma: a la mejor clinica de Calcuta, como un hotel de cinco estrellas pero en hospital. Lo mejor de todo es que ni en un sitio asi te atienden como es debido. Antes de hacer ningun tipo de analisis o de preguntas, debimos pasar por cuatro mostradores distintos, y en el quinto nos extendieron una factura de 1.800 rupias por un analisis que no habia sido realizado. A todo esto, la fiebre de Ana no bajaba y ella se encontraba cada vez peor. Ante semejante panorama, Bego no se lo penso mucho y armo tal escandalo que en menos de cinco minutos los analisis estaban en marcha y nosotras esperando los resultados y la llamada del seguro autorizando la operacion. Todo fue bien, por suerte, y los analisis dieron negativo, de modo que nos volvimos al hotel. Pero al cabo de un rato a Ana le empezo a subir la fiebre, y cuando llego a cuarenta hubo que volver al hospital, esta vez para ingresarla. Estuvo seis dias, con fiebres altisimas cada dos dias y sin ningun otro sintoma. Hicimos turnos para cuidarla porque Bego estaba al limite de su resistencia, ya no podia mas de estar encerrada todo el dia en una habitacion de hospital, sin que nadie le dijera que era lo que le pasaba a su amiga. Las dos lo pasaron realmente mal. Y al sexto dia, el doctor decidio que quiza habia que repetir la prueba de la malaria, y esta vez dio positivo. Y, aunque pueda parecer extrano, todos respiramos, porque el tratamiento de la malaria fueron tan solo dos dias, cuatro pastillas, un dia de fiebre y se acabo. La malaria, en su version leve, tiene una cura rapida e indolora. Y por fin sabiamos que tenia, porque seis dias de fiebre ya eran muchos dias para no tener nada. Ahora que todo ha pasado, a parte de los ratos de fiebre alta de Ana, en que se quedaba dormida de puro agotamiento, me acuerdo de la angustia de Bego, que salia al pasillo a llorar de desesperacion porque no sabia que hacer, porque se sentia totalmente sola y perdida, estaba a siete mil kilometros de su casa y no contaba con nadie mas que un grupo de desconocidos. No quiero ni pensar que hubiera hecho yo en su lugar.

Ana se repuso en cuanto tuvo el tratamiento adecuado, y volvio al hotel Maria. Estabamos otra vez como al principio, y como al principio surgio la idea de hacer un viaje. Esta vez era a las islas Andaman y por una semana, y, aunque sonaba tentador, no terminaba de decidirme. Por lo del efecto gran hermano. Me daba panico agobiarme de no hacer nada, de pasar mucho tiempo con solo unas pocas personas, de no saber disfrutar de un lugar como las islas Andaman, que son un paraiso perdido de playas de arena blanca y aguas transparentes. Me costo decidirme pero finalmente se me contagio el entusiasmo de los demas y compre el billete de avion, con vuelta a Chennai, al sur.

Me marcho dentro de una semana, y dejo Calcuta hasta que pueda regresar en otro viaje. No se que conclusiones saco de todo esto, y creo que necesito tiempo y perspectiva para asimilarlo todo. Tengo que poner distancia entre yo y Calcuta, porque ahora mismo estoy tan metida aqui, y me es tan cercana, que no puedo ser objetiva. No puedo decidir que es lo que me aporta, que me llevo o que se me queda aqui. Calcuta ha marcado un antes y un despues, no se si en mi vida, pero si en este viaje, y a partir de ahora vere que cosas son diferentes y cuales continuan igual. O quizas no lo vere, o me dara igual. No lo se, ya van dos veces que mi conclusion es que no tengo conclusiones.


http://www.fotolog.com/jump_start

CALCUTA (II). CUANTAS PERSONAS ESPECIALES PUEDES CONOCER EN DOS SEMANAS?

Los dias en Calcuta pasan volando, pero son tan intensos que tengo la sensacion de que llevo aqui meses. Dos semanas y media bastan para tener una cierta sensacion de veterania y de pertenencia a un lugar como este, en que la gente va y viene con suma rapidez. Cada dia despido a alguien y doy la bienvenida a otra persona. Cada dia veo gente nueva trabajando conmigo que llena el hueco de alguien que ya no esta. Es un poco extrano.

En mi ultimo mail dije que hablaria del voluntariado y voy a hacerlo, pero antes quiero advertir que quiza todo lo que cuente no sea agradable y hay algunos detalles escabrosos que no voy a omitir. Pido disculpas desde antes de empezar por si hiero alguna sensibilidad o soy un poco brusca en la manera de hablar, pero no se hacerlo de otro modo.

Prosigo.

Mi voluntariado empezo en Shanti Dan, un centro perteneciente a las Misioneras de la Caridad donde viven doscientas mujeres con deficiencias mentales producidas por algun tipo de trauma. La mayor parte de ellas han sido maltratadas durante periodos de tiempo mas o menos largo y a consecuencia de eso no pueden llevar una vida normal. Pero Shanti Dan no es un centro duro. De hecho, mi estancia alli fue muy agradable, porque mi trabajo consistia basicamente en hacer compania a las mujeres, pintarles las unas y asentir con la cabeza cuando me contaban su vida en bengali, aunque no entendiese una palabra. En Shanti Dan todo transcurre placidamente, es como un oasis en medio del caos, rodeado de jardines y de silencio, como un microcosmos autosuficiente y totalmente aislado del mundo. Muchas voluntarias van y se marchan porque se aburren, ya que las enfermas se asean solas, comen por si mismas y hacen sus propias camas. En realidad, las enfermas necesitan mas compania que otra cosa, y la visita de las voluntarias, todas las mananas de ocho a doce, las saca de la monotonia.

A Shanti Dan iba por las mananas, pero tenia la intencion de asistir a Kalighat, la casa de los moribundos, por las tardes. Lo que ocurria es que me imponia Kalighat. Habia oido historias de gente que salia llorando por la puerta tal y como entraba, o incluso gente que se negaba en redondo a entrar por esa puerta por miedo a que el olor los tumbase nada mas pasar el umbral. Asi que cuando Eugenio, un chaval de Mallorca que se alojaba en mi mismo hotel, me dijo que iba a llevar alli su guitarra para amenizar la tarde, me decidi a acompanarle, a el y a un grupo de gente con la que habia congeniado desde mi llegada a Calcuta y con la que me reunia cada noche en la azotea del Hotel Maria. Me parecio una buena oportunidad para probar Kalighat y para probarme a mi misma.

Y entre en Kalighat, y debo decir que fue duro. No me supero, ni mucho menos, pero tuve que hacer muchos esfuerzos para poder mirar esos cuerpecitos delgados como esqueletos, encogidos en los camastros, tapados con mantas grises de moribundo que apestaban a desinfectante. Habia algunas enfermas acuclilladas en un rincon de las camas, otras se arrastraban o caminaban a pasitos en direccion al bano. Algunas tenian cancer, otras tuberculosis. Las ulceras en la piel eran impresionantes. El cuerpo humano es una maquina muy resistente, que a pesar de todo se empena en sobrevivir, y lo que yo vi en Kalighat era el ultimo escalon, la fase final de los seres humanos cuando ya estan a punto de estar vivos.

Pero no todo el mundo en Kalighat se muere. Muchos entran a punto de hacerlo, pero mejoran con mucha rapidez debido a algo tan basico como una alimentacion correcta y la administracion de antibioticos. La reaccion de un organismo desnutrido y sin defensas ante los alimentos es asombrosamente rapida, y yo he visto verdaderos prodigios de recuperacion y de resistencia a la muerte en ese lugar. Cada vez que una enferma consigue comer por si misma, levantarse de la cama o mantenerse sentada, es una enorme satisfaccion para nosotras, porque nos sentimos parte de la recuperacion y explicamos con gran alegria el historial de cada enferma a las nuevas voluntarias, que entran tan asustadas y timidas como yo la primera vez que estuve alli.

Pasado el susto inicial, empece a frecuentar Kalighat por las tardes y seguia yendo a Shanti Dan por las mananas. En Shanti Dan habia una mujer, Fathima, que se estaba muriendo. Tenia cancer de piel, era un esqueletito que solo podia mover los brazos y las piernas, con las mejillas hundidas y unos ojos inmensos. Las cuidadoras le administraban la medicacion diluida en agua, a pesar de que tenia practicada una traqueotomia y cualquier liquido que ingeria se le iba directamente a los pulmones y la hacia toser. Es algo bastante corriente aqui, esto de seguir haciendo por incercia lo mismo que se lleva haciendo treinta anos. Aqui los cambios son lentos. Cuesta mucho hacer cambiar de idea a las cuidadoras, intentar que vean que Fathima no puede tragar agua porque se le inundan los pulmones y la medicacion no sirve de nada. Jane, una enfermera britanica que llevaba veinte anos ejerciendo, consiguio hacer entrar en razon a la cuidadora para mezclarle la medicacion con la comida, despues de mostrarle como habia sacado los restos de las pastillas entre los dientes de la enferma. Amablemente, por las buenas, Jane hizo entender a la cuidadora la importancia de efectuar algunos cambios en los cuidados que debian darse a Fathima, porque su salud iba empeorando por dias. No habia ninguna necesidad de trasladarla a Kalighat, donde iban a darle la misma medicacion que estaba tomando alli, no le administrarian morfina ni ningun tipo de calmantes para atenuarle el dolor y el traslado iba a acabar de cansarla. Fathima se iba a morir, y pronto, y solo se le podia hacer la espera un poco menos dolorosa, asi que a eso nos dedicamos una manana. Curamos las heridas que la enfermedad habia causado en su piel, le humedeciamos los labios con agua a cada tanto, intentamos sin exito darle de comer, colgamos una mosquitera sobre su cama para que las moscas no la molestaran. A las doce nos fuimos, y al dia siguiente supimos que Fathima habia muerto media hora despues de nuestra partida. Evidentemente, no me senti triste sino aliviada. Aquella mujer hacia mucho tiempo que ya no vivia en el sentido normal del termino. Solo habia dejado de sufrir. Me senti muy tranquila por ella, pero ya no volvi a Shanti Dan.

En su lugar, escogi Kalighat para ir por las mananas. El centro me iba gustando cada vez mas, una vez superado el susto inicial de ver a gente que se esta muriendo. Pero las monjas de Kalighat son las mas afectuosas que he visto en mi vida: se sientan con las enfermas, hablan con ellas, las alimentan ellas mismas, las lavan y se desviven por ellas. Hay algunos voluntarios que critican a las monjas y que no estan de acuerdo con la manera que tienen de hacer las cosas, pero yo no voy a hacerlo. Evidentemente, hay aspectos de su manera de pensar con los que no estoy en absoluto de acuerdo, pero no puedo mas que quitarme el sombrero ante personas que dedican su vida a cuidar de los demas, sea por motivos religiosos o por cualquier otra razon. Y yo no he venido aqui a cambiar el mundo, ni siquiera a sentirme util. Hay algunas personas que se sienten frustradas porque no sienten que estan cambiando las cosas, pero creo que el problema que tienen de base es que no se hacen a la idea de que aqui nadie es imprescindible. Somos muy utiles, porque ahorramos a las monjas el dinero que tendrian que pagarles a trabajadores normales. Pero aqui los voluntarios basicamente lavan la ropa, friegan los platos, reparten la comida y hacen tareas nada especializadas que puede hacer cualquiera con dos manos. Repito que no he venido a sentirme especial. He venido a vivir una experiencia extraordinaria, y de momento estoy cumpliendo mis expectativas. Y si, de paso, puedo echar una mano fregando platos, pues mejor. Pero quien venga aqui pensando que viene a llevar a cabo algo unico, grande y hermoso, en mi opinion esta en el lugar equivocado. Somos utiles, pero tambien prescindibles y reemplazables. Y estamos de visita. Lo que hagan las monjas, que son quienes hacen esto cada dia de su vida, esta, para mi, bien hecho, por mucho que no coincida con lo que yo, segun mis convicciones, haria.

En Kalighat conoci a Marusa, una madrilena de cincuenta anos que vive en Calcuta seis meses al ano desde hace diez. Tambien conoci a Lola de Barcelona, de unos cuarenta anos, enfermera en Africa que ha decidido por una vez cambiar de destino y venirse al subcontinente. Marusa no es enfermera, pero con los datos que he dado creo que queda claro que da lo mismo, porque sabe mejor que nadie que es lo que hay que hacer aqui. Las dos me "adoptaron" un dia, cuando tuve que echarles una mano con una enferma que no se estaba quieta mientras le hacian la cura en una herida tan grande y con tan mal aspecto que habia que tener mucho estomago para estar cerca. Yo me enfrente a mi propia aprension, me obligue a mirar directamente a la llaga que le roia la cadera, comida por los gusanos y de color amarillento por la infeccion. La paciente acababa de ingresar en Kalighat porque unos voluntarios la habian recogido de la estacion de Howrah. Era una indigente, su cuerpo no sabia lo que era un antibiotico y hacia mucho tiempo que no tomaba un plato caliente. La herida tenia realmente mal aspecto, pero me force a superar el asco y la aprension, a mirarla directamente, mientras Lola explicaba que el mal olor y el color amarillo es debido a la infeccion, que los gusanos se comen la carne podrida pero tambien la carne viva, que lo que esta de color negro es tejido necrotico, carne muerta que hay que ir desbridando poco a poco con un bisturi para permitir el crecimiento de los tejidos y la regeneracion de la piel, que los tendones no pueden estar al aire porque si se resecan se quedan rigidos y las articulaciones se vuelven inmoviles. Aprendi mas en una hora de curas con Lola y Marusa que en las dos semanas que llevaba trabajando. Y me enganche a Kalighat. Deje Shanti Dan y me incorpore al equipo del centro de los moribundos de las misioneras de la caridad, con una curiosidad y un ansia de aprender que no tenia limites, sin ningun tipo de aprension por las heridas aberrantes que entraban cada dia en aquel centro, preguntando todo lo que desconocia y aprendiendo a aplicar Betadine, a colocar gasas, a vendar, a consolar el dolor de las mujeres cuando ya no pueden soportarlo. Nunca en mi vida he visto tanta resistencia al dolor como aqui. Lola dice que es porque a partir de segun que grado, el cerebro ya no reacciona ante el dolor. Marusa dice que es porque estas mujeres estan tan acostumbradas a sufrir sin quejarse que ya ni se dan cuenta cuando se estan muriendo.

Como decia, deje de ir a Shanti Dan tras la muerte de Fathima, y me concentre en Kalighat y New Light. New Light es un proyecto interesantisimo que gestiona Urmi, una mujer india de buena familia, asistente social de profesion, que un buen dia decidio dejar su trabajo y regentar una escuela-refugio para los hijos de las prostitutas que trabajan en uno de los barrios rojos de Calcuta, al final de un callejon inmundo donde las mujeres se exhiben como si fueran carne, a la espera de clientes. Urmi monto esto para evitar que los ninos estuvieran solos mientras sus madres trabajaban y para intentar darles un futuro mejor, especialmente a las ninas, que son requeridas por los proxenetas en cuanto cumplen once anos. Urmi se desvive por esta gente, se entrega totalmente a su trabajo, y a la vez es una mujer encantadora que desprende armonia a todas horas, incluso cuando esta saturada de trabajo. Es una de esas personas diferentes, que dejan una impresion imborrable en todo aquel que llega a conocerlas, que desprenden humanidad y afecto. Nunca he conocido a nadie igual a Urmi. Voy a New Light cada tarde para estar un rato con los crios y ayudarlos con los deberes, comunicarme con cuatro palabras de bengali que he logrado aprender en este tiempo, jugar con ellos hasta que el cansancio puede conmigo y me obliga a tomar el metro de vuelta a Sudder Street. Caigo redonda en la cama tal y como entro por la puerta de mi habitacion, agotada pero deseando que llegue el dia siguiente.

Tres semanas de dia siguiente.

Gracias por los mails una vez mas, cuando os leo parece que estoy un poquito mas cerca.
http://www.fotolog.com/jump_start

VARANASI Y CALCUTA

Lo mejor que tiene para mi Varanasi es que puedo pasarme horas sentada en los ghats mirando lo que hace la gente sin llegar a aburrirme nunca. A cualquier hora del dia hay alli gente banandose, haciendo yoga, pidiendo dinero o vendiendo lo que sea, y tanto el escenario como los personajes que pululan por alli son dignos de ser observados. En cuanto la gente de tu alrededor se da cuenta de que no tienes intencion de comprar nada ni de dar limosnas es posible algo de tranquilidad y silencio. Asi pase los dias en Varanasi. Sin hacer nada en concreto, pero absolutamente activa.

En Varanasi cogi un resfriado un poco mas importante de lo normal (no se que pasa en esa ciudad que todo el mundo se pone enfermo), acompanado de una infeccion de gargante bastante dolorosa. Decidi preguntar por un medico y me dirigieron a uno, que me "examino" en su "consultorio" en menos de dos minutos y me receto unas pastillas. La verdad, ni idea de lo que eran, porque el medico practicamente no hablaba ingles, pero yo me las tome igual. Salia al cabo de dos dias en direccion a Calcuta y no queria encontrarme mal en el trayecto. Ademas, me imponia Calcuta. Por lo que tenia entendido era un lugar bastante duro: una ciudad enorme, fea y posiblemente en la que hay mayor cantidad de gente viviendo en la calle. Aunque en ese sentido ya iba algo curada de espantos, no sabia hasta que punto el alunizaje (la llegada a Calcuta fue un alunizaje en toda regla) iba a sentarme bien.

Mi tren salia a las 16.25 de la estacion de Varanasi Junction, y llegaba a Calcuta 14 horas mas tarde, es decir, a las 7.30 de la manana. Y si, llego a las 7.30, pero de la tarde. Ni mas ni menos que 12 horas de atraso, mas de un dia entero metida en un tren con mi mochila ocupando la mitad de la cama y todos los indios del vagon mirandome fijamente hasta llegar a atacarme los nervios. No lo entiendo, la verdad. Yo puedo pasar muchas horas en silencio sin practicamente hacer ningun movimiento, y mas todavia si estoy cansada. Se supone que cuando llevas siete horas mirando algo que no se mueve, llega un momento en que te aburres. Pues los indios no. Los indios siguen mirando fijamente, horas y horas, sin cansarse nunca. Lo mejor que me pudo pasar es que al poco rato de empezar el trayecto me subio la fiebre de tal manera que me tumbo por diez horas, asi que al menos descanse bien. Pero para cuando llegue a Calcuta estaba al limite de mi resistencia fisica y mental, habia pasado treinta horas sin comer nada y estaba agotada. Solo queria llegar al hotel, estar sola y dormir.

La llegada a Calcuta, a parte de mi cansancio, fue tremenda. Tenia entendido que solo la estacion de Howrah es perfectamente representativa de la ciudad, y es absolutamente cierto. Inmensa, ruidosa, caotica, y un poco intimidatoria, pero por algun motivo me gustaba muchisimo. Y puedo decir lo mismo de Calcuta en si misma. No se como describirlo, pero llegar a Calcuta es algo asi como sumergirse en un submundo, como entrar en otra dimension. O al menos eso fue para mi. La polucion, el ruido, la actividad frenetica a todas horas, las luces de neon verdes y rojas, la musica atronando, el ambiente que deja intuir un mundo mas complejo y sordido que otros lugares, todo hace de Calcuta un lugar descomunal y cercano a partes iguales, donde uno puede sentirse a ratos como en casa y a ratos absolutamente perdido. Todo esto lo intui nada mas llegar a la estacion, y los dias que llevo en esta ciudad me van confirmando cada vez mas esa primera impresion. Si tuviera que describirla en pocas palabras, diria que Calcuta estimula, es un asalto a los sentidos y a las percepciones, algo violento quizas, pero que no deja a nadie indiferente. Desde el primer momento me senti bien en Calcuta, y tambien desde el primer momento estuve segura de que la ciudad me iba a gustar mas que ninguna otra en la que hubiese estado previamente.

Y no me he equivocado. Despues de una semana aqui, creo que puedo decir que, de los sitios en los que he estado en este pais, me quedo con Calcuta. Sin lugar a dudas. Aun es pronto para sacar conclusiones o para saber por que motivo este lugar me gusta mas que otros, y tampoco quiero pararme a pensarlo. De momento me limito a disfrutar de la experiencia de vivir de lleno en una ciudad india, en una metropolis inmensa colapsada de ruido, gente y coches, siguiendo la especie de rutina que me proporciona el voluntariado. Para no extenderme mucho con el tema, dire que mi tiempo se reparte entre Shanti Dan, Kalighat y New Light. Shanti Dan es un centro en el que hay mujeres con problemas mentales, que se han quedado asi despues de haber sufrido algun tipo de trauma. Kalighat es a donde van los enfermos terminales, y se les proporciona techo, comida y medicacion (aunque lo de medicacion es un decir) hasta que simplemente se mueren. Y New Light no tiene nada que ver con las monjas de la caridad, sino que lo llevan dos indios que se dedican a cuidar de los hijos de las prostitutas de Calcuta mientras sus madres trabajan, ellos se ocupan de que vayan a la escuela e impiden que esten en la calle mendigando. Aunque las hermanas de la caridad y New Light son como la noche y el dia a nivel de ideologia, me encuentro a gusto en ambos. El voluntariado se ha convertido en algo asi como un trabajo para mi, en algo que me llena muchisimo y donde recibo mil veces mas de lo que doy. Y solo llevo aqui una semana.

A parte del voluntariado en si, y de Calcuta que como ciudad me encanta, en el hotel donde me alojo el 90 por ciento de los huespedes son espanoles, y todos son voluntarios, asi que lo que no falta es gente con la que estar, se suelen frecuentar los mismos bares y se esta por las mismas zonas. Es un poco como vivir en un pueblo con los colegas. Yo encantada. Tanto que cuando algunos propusieron hacer una excursion de unos dias a Varanasi y al Nepal me apunte al carro sin pensarmelo. Pero cuando se es mucha gente suele ocurrir que las cosas van muy lentas, y para cuando nos pusimos de acuerdo en los destinos y las fechas ya no quedaban billetes para todos. Y yo me lo pense dos veces. Se trataba de ir a Varanasi, estar alli un par de dias y volver, y me parecio una paliza de tren, sobre todo teniendo en cuenta que acababa de llegar de alli. Y realmente me apetecia quedarme en Calcuta, pasar tiempo aqui, irme solo cuando ya estuviese saturada de la ciudad. En la oficina de reservas nos dijeron que no habia billetes para todos, y alli mismo decidi no ir, aunque me hacia ilusion ir con el resto de la gente. Estoy segura de que esta hubiese sido totalmente diferente de las otras dos veces que he estado en Varanasi y de que lo hubiese pasado genial, pero no me arrepiento de haberme echado atras. En lugar de Varanasi y Nepal compre un billete para Darjeeling, una estacion de montana a los pies de los Himalayas, y me voy para alla dentro de un par de semanas, cuando ya vaya a necesitar aire puro, clima frio y pasar unos dias sola. Por muy bien que me lo este pasando en Calcuta no voy a curarme de la antisocialidad asi como asi, nononono...

Nada mas por ahora, dare mas detalles del voluntariado en el proximo mail... Gracias de nuevo por los vuestros, en un mes he recibido mas de 70!!

http://www.fotolog.com/jump_start

UDAIPUR Y VARANASI

Deje la ciudad dorada y aterrice en la ciudad blanca, Udaipur, despues de una noche en autobus en la que no logre pegar ojo debido a los socavones en la carretera y el claxon de los vehiculos sonando estridente a todas horas. Al llegar al hotel tuve que hacer cura de sueno durante la primera manana para empezar a ser persona, y a partir de que mis ciclos de sueno estuvieron regulados pude apreciar donde me encontraba. Udaipur es diferente del resto del Rajastan. Hay un lago y montanas, y solo el hecho de ver esto desde la azotea de mi hotel, despues de dos semanas de ver nada mas que desierto, me hizo sentir un poco como en casa. Tambien por las casas blancas, que le dan al lugar un aire mediterraneo. Pero no logre disfrutar mucho de Udaipur, porque tenia la mente puesta en lo que seria el proximo destino: Varanasi. Y estaba cansada del Rajastan, y todo me parecia un poco mas de lo mismo. Aproveche los dias alli para descansar y pasear, es decir, lo que llevaba haciendo desde que puse el pie en esta region, y al cabo de dos dias por fin tome un tren que me llevaria a la ciudad sagrada de los hindus.

Pero no fue tan sencillo. No hay trenes directos de Udaipur a Varanasi, y era obligatorio parar en Jaipur. Otra vez Jaipur. Le voy a acabar cogiendo mania a ese lugar solo por el hecho de haberme visto obligada a estar alli dos veces en medio mes, sin tener intenciones reales de ir. Solo por las malas comunicaciones ferroviarias. No habia mas remedio, de manera que de vuelta a Jaipur, donde pase una noche. Al dia siguiente, a mediodia, me dirigi a la estacion de trenes de la ciudad, que me parecio mas fea, sucia y maloliente que la otra vez. El hedor era tan intenso que a penas podia soportarlo, y habia montanas de basura y de animales muertos por todas partes. Una nina de unos diez anos se arrastraba a tres metros de mi, con la piel cubierta de heridas de sarna y las heridas plagadas de moscas. La gente le tiraba algunas monedas, que ella ni siquiera veia porque tenia los ojos nublados por la enfermedad y una expresion de estar en otro mundo. Hasta que vino el tren, no pude dejar de mirarla. Como una terapia de choque, como si a base de mirarla se me fuera a pasar la sensacion de asco, de miedo y de impotencia, pero no fue asi, y para cuando llego el tren yo seguia alli, paralizada y horrorizada ante aquello. Finalmente, me mezcle con la gente que entraba y salia de los vagones, encontre mi asiento y me instale con mi mochila entre los demas.

Destino: Varanasi. Un tren me llevo durante 22 horas a paso de tortuga a traves del fertil valle del Ganges hacia una de las siete ciudades sagradas del hinduismo. Varanasi habia sido desde que puse los pies en ella una especie de obsesion para mi. Un lugar absolutamente diferente del resto de las ciudades que yo he visto en India, que habia sacralizado en cierta manera como uno de los puntos clave del viaje. Estaba nerviosa, tenia prisa por llegar, una prisa que llevaba arrastrando desde hacia meses y que ahora se intensificaba por momentos. El tren llego a la ciudad dos horas mas tarde de lo previsto, y nada mas salir me asaltaron los conductores de rickshaw. Tenia muy claro a que hotel queria ir, y asi se lo hice saber al conductor que se ofrecio a llevarme. Me pregunto, para tantear, si era la primera vez que venia a Varanasi, y le dije que no, que conocia perfectamente la ciudad y que mi hotel se encontraba cerca del Main Ghat. Ese hotel no existe, me dijo. Espera un momento, que voy a llamar por telefono, y tu misma podras comprobar que el nombre es otro. Vale, pense. Estoy en Varanasi. Casi habia olvidado a los comisionistas. El hotel al que yo queria ir no daba comisiones a los conductores de rickshaw por llevarles turistas, y este intentaba a toda costa que me hospedara en el hotel que el queria, pero me mantuve firme y le pedi que me llevara al Main Ghat. Si no quieres llevarme, no hay problema, tomare otro rickshaw, amenace. Al final cedio a reganadientes y me llevo al Main Ghat, desde el que facilmente pude encontrar el hotel al que queria ir.

El dueno de mi hotel, un senor apacible y bastante mayor, me dio un precio razonable por cuatro noches en una habitacion con bano privado y vistas al Ganges. Yo a penas alcanzaba a oirle, porque estaba deseando salir a comprobar que el nivel del rio permitia pasar de un ghat al otro, que las tiendas seguian en el lugar donde las deje el ano pasado, que los bares que frecuentabamos la ultima vez empleaban a los mismos camareros, en definitiva, que todo estaba tal y como lo deje. Las personas necesitamos saber que todo continua igual mientras no estamos para sentirnos seguras, y Varanasi estaba tal cual yo la recordaba, con sus callejones sucios, sus perros, sus sadhus, su actividad constante y su bullicio a todas horas. Me senti absolutamente feliz cuando corri a los ghats, a los callejones aledanos que serpenteaban en el casco antiguo, y comprobe que todo parecia detenido en el tiempo, que todo me resultaba conocido y familiar.

Al volver a mi hotel me paso algo curioso. Una arana del tamano de mi mano habia decidido usar mi cuarto de bano. Espere a que se fuera, pero tres horas mas tarde continuaba alli. Normalmente no me dan miedo las aranas y ultimamente se me esta pasando la aprension hacia todo bicho que tenga mas patas que yo, pero es que aquella arana era de las que fuman despues de cada comida. Gigante. Avise al dueno del hotel, pero el buen hombre se lavo las manos y se sacudio de encima el marron alegando que el, como hindu puro vegetariano, practicaba la ley de la ahimsa, la no violencia, segun la cual le estaba prohibido matar a ningun ser vivo. Y que de todas formas las aranas son inofensivas, son buenas y se comen a los mosquitos. Me parece muy bien, pero si ese bicho me pica puede convertirme en Spiderman. Asi que alla me fui, a proceder yo misma a la desinsectacion zapatilla en mano, y en menos de dos minutos la arana habia pasado a mejor vida. Tambien elimine las cucarachas que me salieron al paso, en total tantas como para montar mi propio zoologico. Ya digo que se me esta pasando la aprension. Hace tres meses solo uno de estos bichos hubiera bastado para provocarme una crisis de ansiedad. O lo mismo es que todo me daba un poco igual estando en Varanasi.

En esta ciudad hay como una pequena comunidad de espanoles que se reunen en el mismo hotel, y es facil encontrarlos cuando cae la tarde en el Main Ghat. Por curiosidad, alli me dirigi una tarde, y me encontre con cinco o seis tomando chai y observando la ofrenda nocturna al rio. Eran simpaticos y me acogieron enseguida, pero al dia siguiente no volvi. No quiero sonar intolerante, pero eran demasiado jipis trasnochaos para mi gusto, la verdad. Creo que lo que me molesto fue que se comportaban como si hubieran nacido en Varanasi, como si el pais entero no tuviera secretos para ellos. La primera vez que estuve en Varanasi me tope con un perro que roia un bebe muerto y a su alrededor un grupo de gente que no daba importancia alguna al asunto, y aquello me trastorno de tal manera que un ano despues todavia tengo escalofrios y me muero de miedo ante la eventualidad de poderme encontrar algo similar esta vez. Hace un ano tuve que sentarme a llorar porque me derrumbe despues de ver lo que vi, me senti sola y perdida, y este lugar me parecio depravado e inhumano. Llegue a pensar que jamas volveria, y aqui estoy, pero todavia no he asimilado aquello. En ese momento fui totalmente consciente de que 24 anos de educacion occidental son muchos anos, y que uno no puede desprenderse de ellos como quien se quita una camisa. Esta gente pasa meses aqui, fumando porros tirados a orillas del Ganges, creyendo a pies juntillas a los gurus que les venden buen karma a veinte rupias el kilo, creyendo haber encontrado una espiritualidad que para mi es mas mito que realidad. Solo llevo un mes aqui, pero es suficiente para darme cuenta de hasta que punto Varanasi es una isla en medio del oceano, que nada tiene que ver con el resto de lugares que yo he visto, y que creer que esta ciudad es igual a India es como pensar que Barcelona es igual a Espana. Y no tiene nada que ver. Me he encontrado con mucha gente incoherente desde que llegue a este pais, y todos sin excepcion han sido occidentales empenados en ver solo el lado que les convenia de las cosas. Querer ver solo misticismo en India es como querer ver solo palacios de principes: absurdo y parcial. Evidentemente cada cual puede hacer lo que quiera, pero no puedo evitar pensar que se equivocan y que se pierden una parte importantisima del pais, que es el propio pais hoy en dia, India como primera potencia informatica mundial, las salas de cine atestadas de gente deseando ver el ultimo bodrio Bollywood, las ninas de clase media aspirando a casarse con un millonario. No veo espiritualidad ni misticismo en la agresividad de los comerciantes de Jaipur, ni en la competencia feroz entre los conductores de rickshaw, ni en la clase media de Bombay vistiendo ropa de marca y fardando de su nuevo telefono movil. No la veo en la obsesion que tiene toda esta gente por el dinero y por el estatus social, ni la vi en la nina sarnosa de la estacion. Igual es que me falta romanticismo, pero me sobra objetividad para ver que India es mucho mas que Varanasi, mucho mas que una espiritualidad de quita y pon que uno puede adoptar en unas horas.

No se lo que he venido a buscar a India, pero desde luego no espero encontrarlo fumando porros en los ghats de Varanasi. Hasta ahora no he encontrado respuestas: solo tengo mas preguntas que antes de llegar. Y no espero encontrar nada en concreto. Solo soy una extranjera que camina con los ojos bien abiertos para no perderse detalle.

Espero no haber sonado desagradable, intolerante o brusca con lo de hoy, pero tenia que contarlo. Aqui la inadaptada os da las gracias por los mails y os anima a continuar escribiendo.
http://www.fotolog.com/jump_start

JODHPUR, JAISALMER, Y TODO LO QUE PUEDE OCURRIR EN UN PAR DE HORAS

Mi siguiente destino despues de Bikaner seria Jodhpur. No existe el tren nocturno hacia Jodhpur, de modo que pase toda una manana metida en un tren con las ventanas cerradas porque habia una tormenta de arena en el exterior. Un calor de infierno. Suerte que el tren iba practicamente vacio. De nuevo fui la atraccion turistica del dia para todos los ninos del tren, que se sentaron a mi alrededor mirandome fijamente y hablando entre ellos. Yo ya ni me inmuto, la verdad.

Llegue a Jodhpur a media tarde y me aloje en una casa de huespedes de 500 anos de antiguedad, inmaculada y bastante bonita. De hecho era una especie de mezcla entre un templo hindu y un garito californiano. El personal del hotel (chicos jovenes con ropa moderna, pelo largo y pendientes)parecia sacado de los Vigilantes de la Playa, pero me gusto el ambiente relajado de la azotea, llena de cojines, velitas y telas de colores. Todo muy hippie.

Jodhpur, la ciudad azul del Rajastan, se extiende a los pies de una colina en lo alto de la cual se alza una fortaleza oscura e imponente. Es un lugar tranquilo (aunque no tanto como Bikaner) y la mayoria de las casas estan pintadas en un color azul celeste. Dedique uno de los dias a hacer turismo, pero la mayor parte del tiempo estuve paseando por los bazares y la zona de la torre del reloj, en el centro del mercado de especias. La visita al fuerte resulto bastante interesante, pero todo parecia colocado expresamente para ser visto cuando y como debia ser visto, que es algo que no me gusta. Cuando las cosas estan tan marcadas es cuando dejan de ser divertidas, y lo cierto es que odio ver las cosas de este modo. Normalmente prefiero ver las cosas a mi aire y hacer un poco de outsider. Pero de vez en cuando no queda mas remedio que hacerlo, de modo que me vi obligada a seguir un camino de flechas perfectamente senalizado, con una audioguia que me sugeria incluso los puntos desde donde podia hacer las mejores fotos o los lugares en los que podia quedarme a descansar. Aun asi, debo decir que la visita merecio la pena, porque desde ningun otro lugar de Jodhpur se aprecia el mar de casas que es la ciudad, como una masa de volumenes cubicos irregularmente dispuestos, extendiendose por varios kilometros a la redonda.

Los dias en Jodhpur pasaron relajados y tranquilos, con largos paseos y un calor de infierno casi durante todo el dia. Desde la azotea tenia unas vistas esplendidas y conoci a mucha gente. Lo bueno que tiene este pais es que una nunca se siente sola. En Jodhpur conoci sobre todo occidentales, pero cualquiera te puede dar conversacion en plena calle. Por el momento, en cada lugar en que he estado he conocido gente con la que he pasado uno o dos dias, y creo que eso es lo mejor de todo. Aunque viaje por libre, nunca me siento sola.

En mi hotel-garito surfero se alojaba tambien Mamba, un chaval de madre suiza y padre africano, simpatico e inteligente y con una risa franca y abierta. Viaja solo y lleva unos dos meses dando vueltas por el sur de India y Sri Lanka. Pase con el el par de dias que estuve en Jodhpur, y acordamos vernos en Jaisalmer, que era nuestro proximo destino con un dia de diferencia.

A Jaisalmer llegue en un tren abarrotado y ruidoso, en un trayecto nocturno de seis horas en el que casi no pegue ojo. Cuando llegue a la ciudad me encontre con una escena absolutamente surrealista: cinco de la manana, noche cerrada, cuatro policias a la salida de la estacion y, a unos veinte metros, un ejercito de representantes de hotel gritando, con los carteles en alto, para captar clientes. Como ya tenia decidido el hotel en el que me alojaria fui directamente al representante, que me llevo gratis en un rickshaw hasta el hotel, dentro del fuerte.

Jaisalmer resulto impresionante. El fuerte, al contrario que el de Jodhpur, que se utiliza como museo, esta lleno de casas, de tiendas, de restaurantes y de hoteles. Un hervidero de turistas y vendedores mas pesados de lo habitual. No podia dar tres pasos sin tener que detenerme a hablar con alguien. Al final debia hacer como que no oia cuando me llamaban para poder dar algun paseo, tanto dentro como fuera del fuerte. Pero Jaisalmer es uno de los lugares mas bonitos que he visto en mi vida, y desde luego lo mejor del Rajastan. Los edificios, unos encima de otros, son de piedra dorada, y las calles estrechas serpentean por todo el fuerte, de aire musulman y luz calida. No es de extranar que Jaisalmer viva exclusivamente del turismo. Porque aqui no hay absolutamente nada mas: solo desierto hasta donde alcanza la vista.

Muchos hoteles ofrecen excursiones en camello para ir al desierto, pero yo no tenia ningun interes en ir, y se lo hice saber al dueno del hotel cuando me propuso contratar el suyo. No iba a pasar cuatro dias tirada en el desierto con gente a la que no conocia en absoluto, y preferia conocer un poco a fondo lo que me rodeaba e ir por libre. En Jaisalmer conoci a un grupo de espanoles, y dos de ellos me propusieron alquilar un jeep y visitar por libre el desierto de Jaisalmer. A ellos tampoco les motivaba el paquete turistico, y Mamba, el suizo que conoci en Jodhpur, tambien se apunto. Pero no hubo suerte. En ningun lugar quisieron alquilarnos un jeep sin conductor, de modo que tomamos la opcion de alquilar dos motos y dar una vuelta por un rato. Marta y Eric, la pareja de espanoles, pasaron toda una tarde dando vueltas, pero nosotros debiamos volver al hotel a las tres, asi que nos separamos. Mamba y yo salimos antes. Quiero explicar la historia con todo detalle porque no tiene desperdicio. Nos alejamos unos diez kilometros desierto a traves, por una carretera estrecha y mal asfaltada, y en un momento dado paramos para ver de cerca una de las aldeas. Y al volver, ocurre: la moto no arranca. De ninguna de las maneras. Y nosotros en medio del desierto, con una gente que no hablaba ni una palabra de ingles. Empujamos la moto hasta la carretera principal, bajo un sol de mediodia, y un camion nos lleva a nosotros y a la moto por 100 rupias, de vuelta al fuerte. Y lo mejor fue al llegar. El dueno de la moto no solo no queria devolvernos el dinero sino que tambien se negaba a pagar al conductor de la camioneta que nos habia traido de vuelta. Pero Mamba y yo, superindignados, sacamos toda nuestra furia africana y espanola respectivamente, y tuvo que ceder, devolvernos casi todo lo que habiamos pagado y darle lo suyo al del camion.

Que conste que la aventura nos tuvo toda la tarde partiendonos de risa. Vaya con los indios.

Bikaner

Llegue a Bikaner en un tren mas sucio, destartalado y pequeno de lo normal, en un trayecto que tomo toda una noche. A la manana siguiente mi "cama" aparecio cubierta de arena del desierto, filtrada durante toda la noche a traves de las ventanas del convoy.

La primera sensacion que tuve al llegar fue la de encontrarme en un lugar inmenso en medio de la nada. Bikaner es una ciudad grande, pero todo el mundo se conoce, por lo que parece mas un pueblo que otra cosa. Esta rodeada de desierto por los cuatro costados, y tiene una ciudad vieja extensa y tranquila. El polvo que cubre las calles, los edificios y los vehiculos contribuye a dar a Bikaner ese aire de pueblo parado en el tiempo. Sin ser un lugar especialmente bonito, he de reconocerle un enorme encanto gracias a la gente, especialmente agradable y desinteresada. Lo agradeci enormemente despues de haber pasado unos dias en Jaipur, cuyos comerciantes y conductores de rickshaw son agresivos hasta lo insoportable.

Lo mas destacable que me ocurrio en Bikaner fue conocer a Gouri, un chaval de mi edad que era una especie de relaciones publicas de un hotel de la ciudad. Al contrario que la mayoria de la gente que se dedica al turismo en este pais, en ningun momento intento venderme nada o forzarme a ir al hotel para el que trabajaba. Tampoco me atosigaba a preguntas. Me lo encontre varias veces de casualidad por la ciudad los dias que pase alli, y se acabo convirtiendo en una compania agradable, que no hablaba mas de lo necesario y se mostraba siempre correcto y respetuoso. Hice las obligadas visitas turisticas al fuerte y un par de sitios mas, me di paseos cuando el calor lo permitia, tome tazas de chai a la sombra de los toldos en plena calle y descubri en unos pocos dias un lugar donde el buen humor era la carta de presentacion de sus habitantes.

Escogi un hotel con habitaciones grandes y aparentemente limpias. Digo aparentemente porque la primera manana amaneci con los tobillos llenos de picaduras. Chinches. Lo bueno es que ahora puedo distinguir entre las picaduras de los distintos bichos. Las chinches muerden repetidamente en una misma zona, y normalmente dejan marcas muy juntas, como una linea. Los mosquitos pican una vez y ya esta. Pero la picadura de las chinches es muchisimo mas molesta que la de los mosquitos. Cualquiera que haya trabajado en un perolo sabe de que hablo.

Gouri me explico que su madre es maestra de escuela. Quiero aclarar que esto no es en absoluto normal en India, donde por norma las mujeres casadas no trabajan fuera de casa, y mucho menos ensenando en una escuela. Mas teniendo en cuenta que no me encontraba en una ciudad desarrollada, sino en un ambiente mas bien rural y bastante pobre, donde la gente a duras penas sabe leer. Y la madre de Gouri, una senora encantadora que a sus 56 anos continuaba ejerciendo su
oficio, tambien regentaba una especie de escuela-orfanato a las afueras de Bikaner, para ninos con deficiencias mentales. Visite la escuela una manana. Los ninos pararon sus clases para salir a recibirme y pasar un rato conmigo en lo que debo decir que fue una experiencia gratificante y devastadora a partes iguales. No quisiera sonar como la voz de la conciencia, y no me siento con autoridad moral suficiente como para presumir de lo que hice. Nadie deberia sentirse orgulloso de hacer un acto de caridad que no sirve para acallar ninguna conciencia. Soy la primera que tiene razones por las que callar. La caridad no deberia existir; es lo que queda cuando las cosas no son justas. Algunos ninos eran sordomudos y otros deficientes mentales. Algunos tenian padres, pero otros habian sido abandonados y vivian en la escuela. Aquella manana el almuerzo de setenta ninos corrio de mi cuenta, tome fotos y sin saber como logre comunicarme con ellos. Salieron a despedirme a la puerta cuando nos fuimos, una masa de crios gritando y saludando, felices por la visita y el almuerzo.

Pase los dias siguientes dando paseos y tomando mas fotos. Y tambien me movi de noche. La expedicion nocturna al templo principal de Bikaner, en un rickshaw con miusica a todo volumen, a traves de las calles de la ciudad vieja, es desde ya uno de los momentos magicos del viaje. Nunca en mi vida habia visto tantisima vida en la calle, que se llena de luces, de colores, de aromas y de sonidos. En ese momento me senti una especie de esponja de sensaciones. Demasiadas como para contarlas y demasiado complejas como para describirlas.

Deje Bikaner al cabo de cuatro dias de haber llegado, y me despedi de Gouri con la promesa de volver a la ciudad la proxima vez que viaje a India. Por supuesto que volvere.


Mas informacion y fotos en:
http://www.fotolog.com/jump_start

Mil gracias a todos por los mails!!!!!

Jaipur

El tren hacia Jaipur salio puntual de la estacion de Mumbai Central, algo mas pequena que Victoria Terminus y por lo mismo mucho mas facil de entender. Encontre mi vagon con rapidez y me instale con mi mochila bajo el asiento. Siempre viajo en categoria Sleeper Class, que es la segunda empezando por abajo, y la verdad es que me declaro totalmente fan. Es comodo, razonablemente limpio y tiene un precio irrisorio. Y como viajo de noche, tambien ahorro en hotel. Un chollo, vamos.

Al cabo de un rato aparecieron mis companeros de compartimento (lo de compartimento es un decir), que resulto ser una familia formada por la abuela, la madre y dos hijos de unos treinta anos. Y yo en medio. Los dos hombres hablaban ingles, pero fue la madre la que, cuando fue la hora de la cena, sin mediar palabra conmigo me coloco un plato en las rodillas y lo lleno de comida. Dos veces. Lo hizo con tal decision (tambien a la abuela y a sus hijos) que no me atrevi a rechazarlo. Para cuando el tren llego a Jaipur ya la senora tenia la iniciativa de quitarme la guia de las manos para mirar por si misma las fotos.

La verdad es que no tenia especial interes en visitar Jaipur de nuevo. Ya estuve el ano pasado, y recuerdo que no me parecio especialmente bonita. Esta saturada de turistas y es bastante cara para lo que puede ofrecer. Pero aun asi pase en Jaipur tres dias. Di con un hotel comodo y a buen precio, con ambiente agradable y comida casera, y tome la ciudad con calma. Recorri varias veces a pie el kilometro y medio que separaba mi hotel del centro de la ciudad. Tome el mejor lassi (bebida a base de yogur y frutas) de todo el Rajastan por 25 rupias en un garito diminuto cerca del centro de la ciudad. Conoci a una pareja de barceloneses, Maria y Nacho, que ocupaban la habitacion contigua a la mia, y con ellos visite el Palacio de los Vientos, el observatorio y una torre que dominaba toda la ciudad. Y tambien encontre de casualidad a Raju, en un restaurante. Raju es el taxista que contratamos Mireia y yo para visitar algunas ciudades el ano pasado. Tenia ganas de verlo, y de hecho pensaba ir a Delhi solamente para eso. Raju estaba en Jaipur por trabajo, ensenando algunos lugares a un chaval japones.

Cene con Raju aquella noche y acorde volverlo a ver en un par de semanas, en Delhi o Jaipur. El se marchaba al dia siguiente a Agra con su japones, y a mi aun me quedaban un par de dias en la ciudad. Me dedique a pasear, leer y tomarme mi tiempo para ver las cosas. Pero en Jaipur es imposible estar tranquila, a no ser que uno se quede en el hotel. Los comerciantes son los mas pesados del mundo, palabra. A cada paso recibia invitaciones para comprar lo que fuese: marionetas, saris, zapatos, pinturas, joyas. Los conductores de  los rickshaw que tomaba insistian todo el tiempo en llevarme de compras y obtener sus comisiones, de modo que acabe por ir a pie a todas partes, y solo tomaba rickshaws si no habia mas remedio. Asi logre pasar los dos dias que me quedaban en Jaipur en relativa calma.

El ultimo dia que pase en Jaipur lo dedique a ir al cine. Hay una sala en Jaipur que esta descrita en mi guia en los siguientes terminos: "esta opulenta sala de cine parece un gran pastel de crema con un auditorio de merengue y un vestibulo a medio camino entre un templo y Disneylandia". Sonaba prometedor, y desde luego cumplio las espectativas. Solo por ver esa nube de nata montada con paredes de fresa valia la pena. De la pelicula solo dire que su argumento me recordaba sospechosamente a peliculas del tipo "Colega donde esta mi coche", pero con historia de amor, final feliz y numeros musicales cada quince minutos. Al protagonista se le aparecia Gandhi, que le aconsejaba como ligarse a la chica guapa. Grandioso. Y el gran espectaculo del cine en India son los mismos indios. Escogi entradas en el palco Diamond (el patio de butacas llevaba por nombre Emerald), y como una reina. Me sente junto a las familias indias de clase media y alta que no se quieren mezclar con la plebe y lo que vi fue: a) hombres mas bien delgados y activos; b) mujeres vestidas con sus mejores galas y adornadas como arboles de Navidad, gordas y cuya principal actividad era comer y c) ninos peor educados que los de la calle. Creo que las sonrisas de los ninos indios son prerrogativas exclusivas de los pobres. En cuanto sus familias tienen algo de dinero, los ninos se convierten en adultos bajitos, serios y timidos, que miran con disimulo medio escondidos tras sus madres.
Como decia, el gran espectaculo de ir al cine en India es la sesion en si misma. El publico grita, patalea, aplaude y silba cuando el malo comete alguna fechoria que no les gusta. Aunque la pelicula era en hindi, el argumento era tan simple que pude seguirlo facilmente. Estaba encantada.

Despues del cine volvi a pie al hotel y recogi mi mochila. Los duenos del hotel, amabilisimos, se ofrecieron para llevarme gratis a la estacion. Mi tren salia a las 10 de la noche en direccion a Bikaner, mas al norte, donde tenia intencion de pasar unos cuantos dias. Y estaba de buen humor: finalmente Jaipur habia resultado mucho mejor de lo que me esperaba.